Aplicar mindfulness en tus sesiones de terapia o coaching te puede ayudar a mejorar el proceso de las personas a las que acompañas.
Es una herramienta perfecta para terapeutas y coaches ya que es compatible con diferentes enfoques, potencia el crecimiento interior y es muy sencilla de integrar en el día a día.
¿Quieres saber cómo incorporar esta herramienta a tu metodología de trabajo?
He invitado al blog a Elodia Rodríguez, psicóloga y coach especialista en mindfulness en elodiarodriguez.com y alumna de mis mentorías en Inspira el Cambio, para que te explique paso a paso cómo puedes hacerlo.
Te dejo con ella 🙂
Llevo un tiempo observando como el interés de implementar mindfulness en el ámbito de la terapia, el coaching o el asesoramiento está cobrando gran impulso.
Lo cierto es que existen numerosos estudios que sugieren que la práctica de mindfulness puede incrementar la probabilidad de obtener mejores resultados y más rápidos en el proceso de coaching o psicoterapia.
Soy Elodia Rodríguez, y hoy quiero hablarte en este artículo precisamente de esto: de cómo el mindfulness en tus sesiones de terapia puede potenciarte como profesional e impulsar desarrollo del proceso, además cómo puedes incorporarlo a tus sesiones.
Tabla de contenidos de este post
¿Para qué aplicar mindfulness en tus sesiones de terapia?
Empecemos por el principio y por algo de teoría para que lo entiendas un poco mejor. El término mindfulness, traducido al español como Atención Plena, va más allá de la experiencia lógica de prestar atención.
Mindfulness implica estar más atentos a lo que sucede tanto fuera como dentro de nosotros. Se trata de estar completamente ahí para la otra persona, con el cuerpo, las emociones y la mente.
“Mindfulness es un estado mental logrado al enfocar la propia atención en el momento presente, mientras se reconocen y aceptan tranquilamente los sentimientos personales, pensamientos y sensaciones corporales.”
Seguramente para ti es fácil saber cuando no estás verdaderamente presente, ¿verdad? Por ejemplo, cuando sientes mucho deseo de intervenir y decir algo, cuando el cliente ha dicho algo que te engancha con otros pensamientos o cuando tienes algún interés o quieres marcar una dirección.
Todo es esto es normal, porque son procesos inconscientes. Y de hecho este es el funcionamiento habitual de nuestra mente errante.
La buena noticia es que mindfulness es una habilidad que se puede entrenar. Uno de los desafíos al definir mindfulness es que solo se sabe realmente lo que es cuando lo has experimentado, es decir, lo defines a través de la propia experiencia.
Antes de continuar, me gustaría aclarar que aunque la meditación formal es parte de mindfulness y puede tener un efecto importante, no es necesaria para obtener sus beneficios. Y de hecho muchas personas lo practican sin meditar.
Atención plena y coaching o terapia: compañeros naturales y objetivos comunes
Mindfulness, al igual que el coaching o la terapia, ayuda a las personas a aprender, a desarrollarse y explorar sus propios recursos.
También les ayuda a aprovechar su sabiduría interna, a obtener claridad, a adquirir mayor autopercepción y percepción sobre los demás y a desarrollar autorresponsabilidad.
Tanto en el coaching y la terapia como en mindfulness, existe un fuerte sentido de que la persona es un ser completo y de que el proceso le permite aflorar su propia sabiduría.
El objetivo de tus sesiones es ayudar a las personas a tener más opciones. Y la atención plena es un modo de lograrlo.
En general, desarrollar la atención plena nos ayuda a estar más presentes, sintonizados y en resonancia con los demás.
Mira en este listado los objetivos y resultados que la atención plena y la terapia o el coaching tienen en común:
- Entrenar la mente a estar en el presente.
- Curiosidad e indagación. El poder de las preguntas para acceder al inconsciente y para crear nuevas realidades o posibilidades.
- Autopercepción y percepción sobre los demás y sobre el mundo en general.
- Cero juicios y etiquetas.
- Confianza y respeto.
- Auto empatía y empatía.
- Enfoque holístico: trabajar con el cuerpo, el corazón y la mente. El ser humano como un todo.
- Fomentar la autorresponsabilidad en el cliente.
- Creatividad, intuición y solución de problemas.
- Claridad y enfoque.
- Aprovechar la sabiduría interna.
- Acceso a posibilidades y opciones.
Como señala Doug Silsbee, coach de liderazgo y atención plena: “Mindfulness es observarnos en acción con atención rigurosa, en tal modo que logremos aumentar nuestra fluidez, intuición, percepción. Y a estar profundamente receptivos a lo que surge en la conversación… Y además nos ayuda a ser más empáticos y compasivos con nosotros mismos y con los demás”
3 claves para enriquecer el proceso de coaching o terapia con la atención plena
“El hábito de la Atención Plena te convertirá en un mejor coach o terapeuta. Porque puede ayudarte a desarrollar y mejorar cualidades como la curiosidad, la apertura, la compasión y el no juzgar. Y a estar más presente y sintonizado con el cliente”.
Clave 1 – La presencia
Algunas veces nos sorprendemos en medio de una sesión dándonos cuenta de que nuestra mente está divagando, pensando en cuál será la próxima pregunta o preocupándonos porque la sesión no está yendo del todo bien.
Otras veces empezamos a felicitarnos por lo bien que va la sesión o pensamos en algo totalmente desconectado de la sesión de coaching.
Todos estos son ejemplos de la falta de presencia.
La presencia es la capacidad de estar plenamente conscientes y de crear una relación espontánea con el cliente, empleando un estilo abierto, flexible y confiable…
La presencia es o incluye:
- Escuchar atentamente.
- Apertura a la posibilidad.
- Disponibilidad y calidez.
- Vulnerabilidad.
- Desapego de los resultados.
- Cero juicios.
- Conexión/interconexión.
- Capacidad de permanecer con la incertidumbre.
Este nivel de apertura y escucha acompañado de aceptación y apoyo, es lo que llamamos presencia. Porque la presencia va más allá de escuchar. Y es lo que permite poder escuchar realmente.
Clave 2 – Sintonía, confianza y compasión
Seamos honestos. No nos valdrán todas las herramientas que tengamos, si no logramos establecer una relación correcta con el cliente.
La sintonización puede definirse como “la forma en que enfocamos nuestra atención en los demás e incorporamos su esencia a nuestro mundo interno” (Siegel). Y en no dejarnos llevar por ideas preconcebidas.
Algunas claves para sintonizar son: intención de ayudar, refuerzo positivo, deseo de conexión, interés por apoyar a los demás y empatía.
“Solemos proporcionar pistas claras sobre nuestras emociones a cualquiera que realmente nos preste su atención. Nuestras emociones se muestran en nuestros rostros, algunas veces en forma de microexpresiones, que pasan rápidamente y se pierden con facilidad.” (Ekman)
… A menos que practiquemos la observación.
Mindfulness nos ayuda a poner atención en estos pequeños detalles como estas microexpresiones y otras manifestaciones corporales. Y no solo son los pequeños detalles los que podemos observar. Al desarrollar nuestro “músculo de la atención” podemos también ver el panorama completo.
“La compasión y el respeto por el cliente son fundamentales para el proceso de coaching o terapia” (Doug Silsbee)
La compasión es la motivación para empatizar con otro. Para sentir lo que siente. Para interesarme profundamente por su bienestar, felicidad y sufrimiento. Y para actuar en consecuencia…Y también la emoción o emociones sinceras evocadas en nuestro interior cuando esta motivación se activa.
Las investigaciones muestran que es posible desarrollar compasión a través de la meditación. Y que se puede aprender de la misma forma que aprendemos cualquier habilidad: con la práctica.
Clave 3 – Preparación de la sesión
Todos sabemos lo importante que es estar en el estado mental correcto cuando nos reunimos con un cliente. La mayoría nos esforzamos para prepararnos en algún modo.
Mindfulness en tus sesiones de terapia puede ser muy útil para ayudarte a estar tranquilo, relajado y presente para el cliente con el que estás a punto de iniciar la sesión. Y esto ayudará a que el cliente también se relaje y se abra al proceso, creándose así un espacio seguro en el cual se puedan explorar temas delicados. Porque el cliente no percibe estrés ni juicios.
Algunas prácticas son particularmente eficaces y fáciles de realizar en un corto periodo de tiempo. Por ejemplo, pensar en el cliente dirigiendo el foco de atención hacia él y sintiendo amabilidad. Y otra práctica muy recomendable es el centramiento.
Todo esto te lo cuento con detalle a continuación, sigue leyendo 🙂
Ejercicios prácticos para incluir mindfulness en tus sesiones de terapia
Práctica nº 1: Centramiento
Ponte de pie. Respira profundamente algunas veces. Y cierra los ojos.
Longitud
Imagina una línea vertical que sale desde tu cabeza, recorre todo tu cuerpo y llega hasta tus pies. Esta línea representa tu dignidad en el mundo. Párate derecho, imaginando un hilo invisible desde tu cabeza hacia el cielo. Deja caer tus hombros relajados. Relaja tu mandíbula. Tus manos relajadas a ambos lados de tu cuerpo. Tus pies separados a la altura de la cadera y fijados con raíces que se extienden dentro de la tierra. Observa lo largo que te sientes.
Amplitud
Mueve tus brazos a los lados y hacia arriba y abajo. Esta es tu amplitud. Tu espacio. Tu derecho a estar aquí en este planeta. Observa lo amplio que te sientes.
Profundidad
Imagina que tienes una cola atada al coxis. Una fuerte y potente cola de dinosaurio. Esta cola representa todo lo que te respalda. Todo el aprendizaje y el autodesarrollo a lo largo de los años. Tu formación y educación. Todas las personas que te apoyan: tus seres queridos, tus compañeros y amigos. Toma conciencia de tu profundidad. Observa lo profundo que te sientes.
Sintonía
Respira de nuevo profunda pero relajadamente, sintiendo como se eleva tu abdomen mientras inhalas. Sintoniza con todo aquello que te importa. Las cosas que realmente te interesan. Mantén ese pensamiento dentro de ti.
Para finalizar. Mueve tus dedos de las manos y de los pies. Regresa lentamente a la habitación.
Truco rápido para traer a la mente al presente si notas que te has distraído: lleva la atención a las sensaciones físicas de la planta de tus pies.
Para entrenar a tu mente a mantenerse enfocada puedes practicar entre sesiones el ejercicio básico de atención a la respiración
Práctica nº 2: Conciencia de la respiración
Asegúrate de que nadie te interrumpirá durante los próximos 5 o 10 minutos. Establece tu intención de tomarte el tiempo para practicar este ejercicio. Con curiosidad, sin juicios y con compasión.
Ponte cómodo, preferiblemente en una posición sentada con la espalda recta. Cuello y hombros relajados. Cierra los ojos o mira hacia el suelo con los ojos entrecerrados. Coloca las manos sobre tus piernas.
Ahora, concéntrate delicadamente en tu respiración. Sólo respira normalmente, inhalando y exhalando a un ritmo natural. Sin tratar de cambiar nada y tomando conciencia de tu respiración. Sin pensar en ella, siendo uno con tu respiración.
Enfoca tu atención en tus inhalaciones. Observa cómo se siente tu respiración cuando el aire entra en tus fosas nasales. Notando cualquier sensación, cambios en la temperatura, cosquilleos o cualquier otra sensación.
Cuando tu mente divague, como seguramente lo hará, llévala suavemente de regreso a la respiración. Úsala como un ancla.
Cada vez que inhales, di: “inhalando”
Cada vez que exhales di: “exhalando”
Sé amable contigo mismo durante el ejercicio. Sólo respira y observa lo que está ahí.
Y ahora centra tu atención en la sensación en tu pecho cada vez que inhalas y exhalas.
Y observa cómo se siente tu abdomen cada vez que inhalas y exhalas.
Cada vez que sorprendas a tu mente divagando, regresa tu atención a la respiración con suavidad.
Y cuando estés listo, regresa lentamente a la habitación.
- Cuando termina la sesión
Reservar algún tiempo para la reflexión después de una sesión de coaching o terapia con un cliente puede ser muy útil. Pero además puedes incorporar a tu rutina una práctica como el Escáner Corporal que te ayudará a conectar con el cuerpo y eliminar posibles tensiones.
Práctica nº 3: Escáner corporal o meditación de la silla de escritorio
Esta práctica puedes llevarla a cabo en cualquier lugar en el que puedas sentarte tranquilamente y practicar. Por eso es una práctica que puedes usar en tu puesto de trabajo.
Y por supuesto, encuentra un momento y un lugar en el que no seas interrumpido durante aproximadamente 10 minutos.
Relaja tus hombros y respira profundamente algunas veces, dejando que tus brazos se relajen sobre tus piernas. Suavemente, cierra los ojos.
Aprieta todos tus músculos tan fuerte como puedas –tus nervios faciales, tus ojos, tu boca, tus manos, tus brazos, tu abdomen, tus glúteos y tu pelvis, tus piernas, tus pies y cualquier otro músculo que identifiques. Tan fuerte como puedas, apretando…y relajando.
Empieza prestando atención a las sensaciones que acompañan a la respiración. Dirige cuando estés preparado, tu atención a la planta de los pies y abre tu mente para cobrar conciencia de cualquier sensación que aflore. Imagina que estás alumbrando tus pies con el foco de una linterna, explorando sin emitir juicios. Simplemente notando lo que está ahí.
¿Qué sensaciones corporales notas? Quizás adviertas la presión de la planta de los pies cuando el peso de tu cuerpo descansa sobre ellos o quizás sientas calor o frío en las plantas de los pies. Sea como sea, date simplemente cuenta de ello. No necesitas juzgar o evaluar. Ni se trata de pensar en los pies.
Si tu mente se distrae de las sensaciones a las que prestes atención, llévala de nuevo hacia ellas de un modo tan amable como firme.
Si tu mente divaga, acéptalo como natural. No hay necesidad de juzgarte. Las mentes divagan, eso es lo que hacen. Felicítate por haberte dado cuenta y lleva tu mente con amabilidad de regreso al ejercicio.
Pasa de tus pies a tus tobillos, pantorrillas, avanza hacia tus rodillas, tus muslos, tu área pélvica y glúteos, avanza hacia tu abdomen, tu pecho, tus manos, tus brazos, tus hombros y cuello.
No necesitas buscar ninguna sensación, sigue escaneando simplemente tu cuerpo tomándote, para ello, el tiempo que necesites y abriéndote a lo que descubras.
Finaliza con tu mandíbula, tu cara y tu cabeza. Únicamente observa, explora con curiosidad, sin entretenerte con ninguna historia.
Tal vez observes emociones cargadas en algunas partes de tu cuerpo, o ciertas sensaciones físicas ligadas a distintas emociones. Simplemente observa lo que está ahí a medida que tus emociones se presentan, cambian, se transforman y desaparecen.
Cuando estés listo, regresa delicadamente a la habitación.
Espero que estas prácticas te sean de utilidad para cuidarte a nivel personal y profesional, y para compartir con tus clientes.
Por cierto, si quieres saber más sobre este tema te recomiendo leer «Coaching consciente. Cómo transformar el coaching con mindfulness» de Liz Hall.
¿Habías aplicado ya el mindfulness en tus sesiones de terapia de alguna u otra forma? Te leo justo aquí abajo.
Dario dice
Muy claro tu post. Vengo usando mindfulness en mis sesiones y conmigo y los beneficios sin muy notorios. Los pacientes sienten que tienen una herramienta para trabajar con su ansiedad de forma activa y genera una mayor fortaleza en la alianza terapéutica
Elodia dice
Muchas gracias Darío por compartir tu valiosa experiencia profesional usando mindfulness como herramienta para potenciar el acompañamiento al cliente. Un abrazo.