Saber cómo ser un líder si eres psicólogo, terapeuta o coach es muy importante.
Es más, si tu intención es poder escalar y tener un negocio que no dependa 100% de ti, tanto si tu modelo es online como si tienes un centro presencial, crear un equipo es la fórmula para conseguirlo.
Y como te imaginarás, para que un equipo funcione bien, necesita de un liderazgo efectivo.
Llevo tiempo queriéndote hablar de ello, y por eso he decidido invitar a Irene Ruiz, Coach y formadora en Inteligencia Emocional y Liderazgo y alumna de la escuela Inspira el Cambio, para que nos hable de cómo ser un líder y mejorar el desempeño de tu equipo.
Te dejo con ella.
Las personas que nos dedicamos al bienestar tenemos una tendencia natural hacia motivar, escuchar, acompañar al otro a sacar lo mejor de sí mismo… somos facilitadores del desarrollo y crecimiento de cada uno de nuestros clientes. Y en este sentido somos grandes líderes.
Sin embargo, precisamente nuestra tendencia natural a este estilo de liderazgo puede dificultarnos el realizar una buena dirección de equipos. Sobre todo, en determinadas situaciones en las que es necesario ejercer otro estilo de liderazgo para obtener los resultados deseados.
Y cuando hablo de los resultados deseados me refiero a aquellos que van a beneficiar a todos, a la organización y al equipo, ya que un líder efectivo se caracteriza por tener una visión de conjunto en la que tiene presente los objetivos económicos y el clima emocional.
Hoy en día, la vida profesional es un medio de auto realización.
Los trabajadores deseamos plenitud y felicidad en esta área, pero muchas veces nos encontramos desmotivados o apáticos y suele estar relacionado con un ambiente emocional pobre, problemas de comunicación, conflictos no resueltos, falta de objetivos claros…
Soy Irene Ruiz, Coach y formadora en Inteligencia Emocional y Liderazgo. Llevo más de diez años dirigiendo equipos en la empresa privada y he podido comprobar la gran influencia del liderazgo efectivo en el bienestar, tanto profesional como personal, de todos los miembros de un equipo. Incluido el propio líder.
En este artículo te cuento las claves prácticas necesarias para saber cómo ser un líder eficiente.
Tabla de contenidos de este post
Autoliderar para poder liderar
Uno de los grandes errores que se cometen a la hora de elegir una formación para la gestión de equipos es comenzar por aprender técnicas de comunicación, de motivación o de gestión de conflictos, es decir, técnicas centradas en los otros.
Muchos de mis clientes llegan a mí tras haber realizado cursos excelentes en estas materias, pero me dicen que no consiguen poner en práctica lo aprendido. Y es que sus propias emociones y patrones de conducta les impide ser ese líder efectivo que desean.
Efectivamente, la clave para poder ser un líder efectivo para tu equipo es comenzar por ejercer el auto liderazgo. Nada demuestra más la capacidad de dirigir a otros que lo que se hace cada día para dirigirse a uno mismo.
“No puedes liderar a nadie si no te lideras primero a ti mismo”- Peter Drucker
El auto liderazgo conlleva el desarrollo de habilidades personales en dos áreas:
- Autoconocimiento: basado en ser consciente de las emociones que se sienten en cada momento y el impacto que tienen sobre la conducta; así como conocer las fortalezas y debilidades propias, y tener una alta confianza en uno mismo.
- Autogestión: ser capaz de manejar adecuadamente las propias emociones y los impulsos que provocan, junto con la capacidad de auto motivación ante los retos y dificultades.
Estas habilidades deben ir acompañadas además de una actitud proactiva, de integridad, transparencia y responsabilidad, ya que son estas características del líder lo que hacen que los demás confíen y lo sigan, en contra de aquellos líderes que despiertan el rechazo y la desconfianza en su equipo.
Todo líder efectivo comienza desarrollando su inteligencia emocional, es decir, su capacidad de autoconocimiento y autogestión, para poder desarrollar posteriormente, habilidades sociales y de liderazgo.
Como profesionales del bienestar solemos estar muy trabajados en el desarrollo personal, pero aquí es importante tener presente que, si solo desarrollamos el autoliderazgo, no llegaremos a ser líderes efectivos. Siempre nos faltará la segunda parte de la ecuación, es decir, la gestión humana. Tan importantes son las habilidades de autogestión como las sociales para un buen liderazgo.
El liderazgo efectivo es situacional
El rol de director de equipo conlleva diferentes funciones, todas importantes por igual.
Debe establecer objetivos, tanto comunes como individuales, definir la estrategia, abrir canales de comunicación, analizar datos para tomar decisiones… en definitiva, tiene la visión y guía al grupo para conseguirla.
Pero la labor de liderar a personas no es estática. Un buen liderazgo es situacional, es decir, que se adapta a la situación y persona o personas a las que se lidera. Un líder eficiente es aquel que conoce bien a su equipo y define la realidad que están viviendo, para poder así, ejercer el estilo de liderazgo más adecuado en cada momento.
Conoce bien a tu equipo
En todos los equipos que he dirigido siempre me he encontrado con personas totalmente diferentes. Sus historias personales, sus circunstancias presentes, su formación, sus talentos… y me di cuenta de que todo esto influye en la actitud y estado de ánimo de cada uno y, por lo tanto, en su desempeño.
Y es que, por ejemplo, una persona introvertida tiene necesidades muy distintas a alguien extrovertido. La manera de comunicarse, relacionarse con los compañeros, realizar sus funciones varía según la personalidad de cada uno.
Conocer a cada persona de tu equipo te permitirá saber cómo ser un líder, comunicarte o pedir algo de manera personalizada.
Pero además de su personalidad, cada uno de tus colaboradores tendrá un talento único que hará que estén más orientados a tareas o a personas. Esto es lo que conocemos como su área fuerte.
Ser conocedor del área fuerte de tus colaboradores te permite potenciarlos en aquello que mejor hacen, tanto por habilidad técnica como por personalidad.
Un líder eficiente se centra en que sus colaboradores trabajen en sus zonas fuertes más que en potenciar las débiles. Te pongo un ejemplo, si Rafa Nadal debe mejorar su saque entrena una y otra vez para mejorarlo. Exacto. Pero entrena su saque en el tenis y no practica tiros al baloncesto. Es decir, mejora un punto débil dentro de su área fuerte.
Cuando uno trabaja en su área fuerte se siente capaz y con mayor confianza en sí mismo. Suele disfrutar más de lo que hace y esto despierta su creatividad. Se convierte en un trabajador motivado y auto realizado, lo que se refleja en su rendimiento laboral.
Define la realidad
Como líder, toda decisión que tomes o que no tomes, afectará en algún modo al resto del equipo. Por este motivo, ser realista puede ayudarte a tomar decisiones con mejores resultados en el medio y largo plazo, aunque en el presente resulten incómodas de tomar.
A lo largo de mi experiencia siempre he recibido más quejas de aquellos líderes que no toman las decisiones que le corresponden, que de los que las toman, aunque puedan equivocarse. Esto responde a la necesidad de confiar en que el líder va a asumir la responsabilidad y riesgos que sean necesarios para el bien común.
Existen factores que nos pueden impedir ser realistas. En el caso de los profesionales que trabajan para el bienestar de las personas suelo encontrarme con dos casos:
- Una excesiva empatía (o simpatía) con tus colaboradores: la empatía es la base de las relaciones sociales. Gracias a la capacidad de nuestro cerebro de reconocer las emociones de los demás, podemos ajustar nuestra conducta y forma de comunicarnos con el otro para conseguir relaciones de cooperación, apoyo, colaboración…
Sin embargo, los líderes que son demasiado empáticos se contagian de la emoción ajena, y esto les impide tomar las decisiones que requiere la situación.
La empatía nos debe ayudar a comunicar la decisión teniendo en cuenta la emoción del otro, pero no debe evitar que seamos realistas a la hora de tomar decisiones.
- Ser demasiado optimista: un grado de optimismo es positivo ya que te hace ser constante y recuperarte frente a los fracasos. El optimismo te hace pensar en las posibles soluciones, en las personas que pueden ayudarte, en no rendirte y seguir buscando maneras de conseguir tus objetivos… te ayuda a enfrentar los retos de la vida desde creer en ti y en tus capacidades y opciones.
Sin embargo, si el optimismo te impide ver la realidad, no tendrás en cuenta todos los factores necesarios a considerar para tomar tus decisiones y se convierten en decisiones débiles con alta probabilidad de fallar.
Definir la realidad puede resultar complicado muchas veces. Sobre todo, cuando nuestras decisiones afectan a otros. Si te reconoces en esta dificultad, no te pierdas el artículo en el que te enseño un método sencillo para definir la realidad antes de tomar decisiones.
Cómo ser un líder: estilos de liderazgo
Una vez conoces bien a cada persona que forma parte de tu equipo de trabajo, y eres plenamente consciente de la realidad en cada momento, entonces podrás adaptar tu estilo de liderazgo para atender a todas las necesidades existentes.
El estilo de liderazgo abarca desde cómo vas a comunicarte, a cómo gestionarás los conflictos cuando aparezcan, qué clima emocional generas, cómo vas a establecer las normas internas y valores del grupo, etc.
Yo trabajo con el modelo de Inteligencia Emocional de Goleman que define 6 estilos de liderazgo. La idea es que el gestor de equipos domine estos 6 estilos e identifique cuándo debe ejercer uno u otro. O incluso, realizar una combinación de los mismos.
Te cuento en qué consiste cada uno y en qué situaciones es adecuado aplicarse de manera general:
- Visionario: define un objetivo común y consigue que cada persona se sienta comprometida y motivada para conseguirlo.
Es adecuado siempre, pero especialmente, en los momentos en los que se viven cambios importantes en la organización o en el equipo.
- Coaching: establece conexiones entre los objetivos personales de los empleados y las metas de la organización.
Es adecuado cuando queremos conseguir que un trabajador mejore su actividad o ayudarlo a desarrollar su potencial a largo plazo.
- Afiliativo: establece un clima de colaboración y armonía. Desde la empatía, tiene presentes las necesidades emocionales del trabajador a la vez que sus objetivos en la empresa.
Es adecuado cuando se necesita salvar las diferencias existentes entre los miembros de un equipo o fortalecer las relaciones.
- Democrático: genera compromiso mediante la participación de los miembros del equipo y tiene presente sus valores personales.
Es adecuado para conseguir la participación de los empleados y cuando hay que llegar a un acuerdo o consenso.
- Timonel: marca el ritmo y los pasos a seguir estableciendo retos estimulantes y desafiantes.
Es adecuado cuando se tiene un equipo competente y ya motivado y se les quiere llevar a conseguir resultados excelentes. Ojo, porque este estilo de liderazgo mal utilizado puede tener un impacto negativo sobre el clima. Para llevarlo a la práctica es importante identificar bien cuándo es adecuado.
- Autoritario: en situaciones críticas elimina el temor proporcionando una dirección clara.
Es adecuado cuando se quieren realizar cambios muy rápidos o en situaciones extremas con trabajadores conflictivos.
Un líder efectivo obtiene resultados. Por eso, ni ser líder formal (el que consigue el puesto), ni ser líder natural (aquel que tiene seguidores por su carisma) implica ser un líder efectivo.
A saber cómo ser un líder efectivo, por lo tanto, se aprende.
Es aquel que presenta conocimientos de gestión y desarrolla habilidades de autoliderazgo y sociales en el contexto profesional. Y estas habilidades requieren de un proceso de preparación en el que se adquieren determinados conocimientos que se integran a través de la práctica.
Espero haberte ayudado a tener una visión más clara de qué es la gestión de equipos y cómo se relaciona el desarrollo personal con el liderazgo formal para conseguir un liderazgo efectivo.
Cuéntame aquí abajo tus comentarios y conclusiones ☺
silvina dell'isola dice
Mucha gracias, Irene, por tu artículo. Intento siempre aplicar algunas de las sugerencias que expones en el ámbito universitario en donde me desempeño. Me resuena mucho lo que dices de la empatía. Yo intento siempre de manera predefinida en empatizar, aunque a veces, eso puede ser percibido como punto de debilidad o un aliciente para no cumplir una determinada pauta.
Irene dice
Hola Silvina, te entiendo perfectamente. Esa es la clave del liderazgo efectivo, el equilibrio entre empatizar y ser firme y claro. Para esto segundo suele ayudar mucho aprender comunicacion asertiva. Te permite ser clara y firme en todo tipo de situaciones, siempre desde el respeto y la empatía. Espero que te sirva el comentario. Un abrazo grande 😉